
De Buenos Aires a la campiña holandesa, pasando por Santiago de Compostela y Dublín: la historia de Mariel Schaab es un recorrido de transformación personal y profesional. CEO de dos emprendimientos con impacto internacional, Mariel comparte en esta entrevista su experiencia como mujer expat, los desafíos de integrarse a una nueva cultura, la importancia de dominar el idioma local y los aprendizajes que le dejó mudarse al extranjero por amor... y por convicción.
Cuéntanos un poco sobre ti: ¿De dónde eres, cuál ha sido tu recorrido como expat y dónde vives actualmente?
Mi nombre es y nací en Buenos Aires, Argentina. Como latinoamericana y mujer independiente, siempre soñé con desarrollarme profesionalmente y construir una carrera con impacto internacional.
Ese deseo me llevó a tomar decisiones importantes en mi vida. Primero me mudé a Santiago de Compostela, en Galicia, España, y poco tiempo después me establecí de manera definitiva en la región de Arnhem-Nijmegen, en los Países Bajos.
Actualmente soy CEO de dos empresas. La primera es Coach4expats, donde acompañamos a inmigrantes en su camino hacia el empleo internacional. Los ayudamos a optimizar su currículum, su perfil de LinkedIn y a incorporar herramientas de inteligencia artificial (IA) en su búsqueda laboral. También los guiamos en el descubrimiento de su propósito profesional y en la preparación para entrevistas. La segunda es TheHRchapter, una firma especializada en servicios de Recursos Humanos, Adquisición de Talento y Proyectos de Transformación para empresas en crecimiento.
¿Qué te motivó a mudarte al extranjero y cómo tomaste esa decisión?
Excelente pregunta. Mi decisión de mudarme a España en 2018 fue impulsada por motivos de desarrollo profesional. Estaba comenzando mi intercambio de áter en Dirección de Empresas (MBA), y me atraía la idea de tener una primera experiencia de vida fuera de Argentina.
Afortunadamente, mi empresa también vio una oportunidad en este cambio: me ofrecieron una transferencia a su casa matriz en Madrid, lo cual iría a facilitar mucho la transición.
Antes de concretar la mudanza, decidí tomar unas vacaciones en septiembre de ese mismo año y viajé a Dublín, Irlanda. Fue allí, en un bar, donde conocí al que hoy es mi pareja: un holandés que insistió en que agendara su número porque quería asegurarse de volver a verme. ¡Y vaya si hubo un match! Ya llevamos siete años juntos jeje!
Así fue como terminé mi máster en España estando ya en pareja, rechacé la posibilidad de trasladarme con mi anterior empleador a Madrid y entonces me mudé a los Países Bajos para comenzar una nueva vida, tanto en lo profesional como en lo personal.
¿Cómo ha sido tu proceso de adaptación cultural y qué aspectos te sorprendieron más?
Cuando vivía en España, ya intuía que mudarme a los Países Bajos era solo cuestión de tiempo. Empecé a prepararme desde entonces: comencé a estudiar holandés por mi cuenta utilizando una página gratuita del gobierno neerlandés,. Gracias a esa herramienta, pude aprender las bases del idioma y prepararme para rendir el examen oficial en la embajada.
Aprender holandés me resultó natural porque, para mí, el idioma es mucho más que una herramienta de comunicación: es un puente de integración social y profesional. Es clave para transformar un nuevo país en un verdadero hogar.
Una vez que obtuve la residencia, accedí a un crédito del gobierno holandés a través de, que ofrece hasta 10.000 euros a tasa cero para continuar el aprendizaje del idioma como parte del proceso de integración.
Aunque es común que los holandeses cambien rápidamente al inglés para facilitar la conversación, yo insistía en hablar en holandés. Prefería equivocarme, practicar y mejorar, porque sabía que era la única manera de soltarme y ganar fluidez.
Además, descubrí que en las bibliotecas locales hay voluntarios que ayudan a mejorar la pronunciación y la gramática, lo que también fue un gran apoyo.
Hoy en día estudio el nivel C1 de holandés y realmente disfruto hablar el idioma. Mi adaptación ha sido muy positiva: siempre estuve abierta a sumergirme en su cultura, tengo amistades holandesas y hasta participo como voluntaria en eventos locales, como el Día del Rey, y en actividades de política holandesa.
¿Qué es lo que más te gusta de la ciudad donde resides actualmente?
Actualmente vivo en un pequeño pueblo de la campiña holandesa con apenas 3.000 habitantes. A veces me resulta curioso, considerando que provengo de una mega ciudad como Buenos Aires, con más de 3 millones de personas, y crecí en una provincia de alrededor de 17 millones.
Aquí no hay bocinazos ni ruidos de ciudad. Solo campo, tranquilidad y naturaleza. Aunque durante mucho tiempo me consideré una “chica de ciudad”, hoy disfruto profundamente de la paz que me brinda este entorno: tener una casa espaciosa, un jardín propio y una vida mucho más conectada con el ritmo natural y los animales de campo como caballos, ciervos y vacas escocesas.
El pueblo está situado en una zona rodeada de lagos, muy visitada por quienes vienen a vacacionar, practicar deportes acuáticos, tomar sol en sus playas o nadar en sus aguas. Justo del otro lado del lago se encuentra uno de los parques nacionales más hermosos de los Países Bajos: el Parque Nacional Veluwezoom.
¿Cuáles han sido los mayores retos que has tenido que afrontar como expat, tanto a nivel personal como profesional?
Como expat siempre te estás cuestionando cosas. Si estás haciendo las cosas bien, si tienes toda la información que necesitas para tomar las decisiones correctas, si el nivel de idioma no es una limitante, etc.
Veo que los factores comunes para los expats y migrantes suelen ser los siguientes:
Conseguir un trabajo acorde a las cualificaciones profesionales, entender el mercado laboral local y negociar contratos de trabajo. Aparecen preguntas como ¿Cuáles son mis derechos y obligaciones? ¿Qué salario puede pedir? ¿Puedo trabajar en mi profesión en este país?
Aprender el idioma local para conseguir mejores oportunidades profesionales y adaptarse al país
Entender cómo funciona el sistema de salud y saber cómo acceder a los servicios que necesitas.
En mi caso creo que he podido comprender cómo encarar estos desafíos, pero por sobre todo necesité de constancia y de tener una permanente curiosidad por entender más sobre cada una de las temáticas para destrabar mi camino.
¿Qué estrategias utilizaste para construir tu red de contactos y adaptarte a la comunidad local?
Sin lugar a dudas, LinkedIn fue mi principal aliado. Desde el principio supe que era la plataforma ideal para construir una red estratégica, tanto para conseguir empleo como para hacer crecer mis emprendimientos. Allí pude conectar con profesionales clave, visibilizar mi propuesta de valor y posicionarme dentro de mi nicho.
Además, complementé mi presencia digital con Twitter e Instagram, donde comencé a compartir contenido útil sobre empleabilidad internacional. Así, fui generando visibilidad y ganando la confianza de otros expats que se sentían perdidos en su proceso de búsqueda laboral.
Mientras trabajaba en grandes empresas, cultivé relaciones con colegas con quienes conectaba genuinamente, ya fuera desde lo personal o desde lo profesional. Esas conexiones se fueron fortaleciendo con el tiempo y muchas de ellas se transformaron en colaboraciones a futuro.
También participé activamente en eventos y ferias profesionales, tanto en holandés como en inglés. Asumí el compromiso de recomendar a personas dentro de mi red cuando surgían oportunidades, lo cual no solo fortaleció mi reputación profesional, sino que también me permitió consolidar una comunidad basada en la colaboración y la confianza mutua.
¿Qué consejos darías a quienes están pensando mudarse al extranjero? ¿Qué preparación consideras clave para tener éxito como expat?
Lo más importante es tener una mentalidad abierta y flexible. Mudarse al extranjero significa salir de tu zona de confort, replantearte creencias y adaptarte a nuevas formas de vivir, trabajar y relacionarte. Si tomaste la decisión de emigrar por iniciativa propia, ¡puedo decir con certeza que eres una persona valiente! No todo el mundo se anima a hacer un cambio tan profundo y significativo.
Desde lo práctico, recomiendo empezar a prepararte mucho antes de llegar: investigá el mercado laboral local, actualizá tu CV, optimizá tu perfil de LinkedIn y comenzá a construir tu marca personal. Esto te permitirá ahorrar tiempo valioso y evitar la presión de buscar trabajo a contrarreloj mientras consumís tus ahorros.
También es clave aprender el idioma local, aunque sea lo básico. Eso marcará una gran diferencia en tu proceso de adaptación y te permitirá sentirte menos ajeno a la nueva cultura. Recordá que este será tu entorno por muchos meses, o incluso años, y hablar el idioma es una puerta directa a la integración.
No te olvides de investigar las normas culturales, valores sociales y estilo de vida del país al que te mudás. Entender el contexto cultural te ayudará a evitar malentendidos y a construir relaciones más genuinas.
Por último, en lo emocional, hay que prepararse para momentos de incomodidad o soledad al principio. La adaptación es un proceso, y lleva tiempo. Pero se vuelve mucho más fácil si te abrís a vivir la experiencia en profundidad: hacé amistades locales, participá en actividades comunitarias, y no te encierres en el círculo de otros expats. Cuanto más te integres con la comunidad local, más rápido vas a empezar a sentirte realmente en casa.