
La flexibilización del programa de "Visa Dorada" de Nueva Zelanda, promulgada en febrero y efectiva desde el 1 de abril, ya está dando resultados. Las autoridades han recibido 82 solicitudes —55 de ciudadanos estadounidenses—, lo que representa más de NZ$600 millones en inversión. Es un impulso bienvenido para un paÃs que cayó en una recesión del -1.1% del PIB en 2024. Aunque están surgiendo señales de recuperación, las perspectivas siguen siendo cautelosas. La visa simplificada está diseñada para atraer a inversores extranjeros adinerados como parte de una estrategia más amplia para reactivar la economÃa.
Las reformas recientes han simplificado significativamente el programa de **Visa Dorada de Nueva Zelanda**. El requisito de estadÃa mÃnima para la residencia se ha reducido de tres años a solo 21 dÃas. El umbral de inversión para la nueva visa "Growth" (Crecimiento) se sitúa ahora en **NZ$5 millones**, la mitad de la cantidad requerida bajo la visa "Balanced" (Equilibrada) anterior. El dominio del idioma inglés ya no es un requisito previo, y las solicitudes de visa ahora se procesan en tan solo 10 dÃas, según el Ministerio de Inmigración.
El ex ministro de Inmigración Stuart Nash señala la creciente incertidumbre bajo las polÃticas económicas de la era Trump como un impulsor clave detrás del aumento del interés de los inversores estadounidenses. A medida que los lÃderes empresariales buscan entornos más predecibles, **Nueva Zelanda** emerge como una alternativa atractiva. El paÃs también se ha beneficiado de restricciones más estrictas en las visas doradas en otros mercados, incluidos **España** y **Portugal**. En términos más generales, refleja un cambio global: a medida que las jurisdicciones intensifican la lucha contra la evasión fiscal —ejemplificado por el impulso de la UE para eliminar gradualmente las visas doradas—, las personas adineradas priorizan cada vez más la estabilidad y la seguridad sobre las jurisdicciones con bajos impuestos.
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